La sorpresa en la infancia

¿A qué edad se empieza a expresar la sorpresa? ¿Los bebés se sorprenden? A partir del tercer mes de vida aproximadamente los niños empiezan a mostrar las emociones básicas, y entre ellas, la sorpresa. Esta emoción se reconoce porque va acompañada de otros indicios como su expresión facial, que es parecida a la adulta, el brillo en los ojos y el aumento del ritmo cardíaco. Cuántas veces habremos visto en los bebés esas caritas estupefactas cuando algún objeto “desaparece” de su vista, o cuando escuchan un ruido repentino y desconocido para ellos. En el primer caso, la sorpresa va seguida de tristeza por la desaparición del objeto deseado, y en el segundo caso, la sorpresa va seguida por el miedo ante el ruido extraño. Como se ha dicho, tanto la sorpresa como las emociones que la siguen son innatas y por eso no requieren un aprendizaje, el bebé las expresará de forma espontánea. Sin embargo, la sorpresa requiere un cierto desarrollo cognitivo, pues surge ante algo inesperado y por tanto  implica la capacidad de comparar lo que ocurre con lo que se espera.

Durante la etapa de la primera infancia, el niño va creciendo y su capacidad de sorpresa y asombro va aumentando a medida que va descubriendo el mundo que le rodea. El bebé se vuelve curioso, explora, prueba, experimenta y descubre, sorprendiéndose ante cosas, objetos, comportamientos o sucesos cada vez más elaborados o sutiles.

Sin embargo, actualmente los niños se sorprenden menos que antes. La sociedad sobre-estimula a nuestros bebés y hace que éstos ya no se asombren ante muchos estímulos que deberían provocar asombro. Entre otras cosas los niños ya no se sorprenden ante estímulos algo ruidosos (sólo ante estímulos MUY ruidosos). Es importante dejar que los niños se sorprendan, no debemos sobreprotegerlos ni anular su motivación y curiosidad por las cosas nuevas que le rodean. Hemos de darles libertad para explorar su entorno a su ritmo. Pensad un poco sobre el tema, ¿qué es lo que aún sorprende a los niños hoy en día?