Mejorando nuestro vocabulario emocional: ¿qué estoy sintiendo?

En el día a día es importante tener un amplio vocabulario emocional, principalmente por dos motivos. Por un lado, si tenemos un buen vocabulario emocional tendremos más claro qué es exactamente lo que sentimos y podremos actuar en consecuencia (ya que no gestionaré mis emociones igual según lo que sienta, por ejemplo será distinto si siento tristeza o si siento rabia). Por otro lado, saber lo que siento me permitirá comunicarlo a otros de forma más eficaz.

¿Cómo podemos mejorar nuestro vocabulario emocional? Una manera sencilla es revisar habitualmente una lista de posibles emociones y tratar de identificar lo que estamos sintiendo. Muchas veces cuando definimos lo que sentimos nos centramos principalmente en las emociones básicas (alegría, tristeza, rabia, miedo, sorpresa y asco), pero muchas veces es posible que lo que sintamos sea una emoción parecida, o una mezcla de varias emociones. Por ejemplo, si en un momento me siento enfadado, puedo sentir rabia, pero también otras emociones relacionadas, como frustración o furia, si mi enfado es muy intenso.

Os dejamos una lista de posibles emociones relacionadas con algunas de las emociones básicas. Decidme, ¿qué emociones de esta lista habéis sentido durante los últimos días?

Imagen adaptada de https://www.pinterest.com.mx/pin/521291725592206913/

La rabia puede afectar a nuestra salud

La ira o la rabia es una de las emociones básicas que definió Ekman por ser innata y universal. Es decir, se trata de una emoción que compartimos todos los seres humanos y que activa nuestro organismo y nuestro cerebro de una forma específica y lo prepara para realizar ciertos comportamientos como pueden ser gritar, empujar o incluso pegar un puñetazo en el peor de los casos.

Sin embargo, aunque la rabia sea una emoción innata, se han categorizado dos estilos diferenciados de expresarla: (1) la ira explosiva (Anger-Out) la que está dirigida al exterior y (2) la ira reprimida (Anger-In) o mantenida en el interior. Es común observar este tipo de expresiones de ira tanto en nosotros mismos, como en la gente a la que conocemos o que no conocemos y sólo nos cruzamos por la calle. Estamos tan acostumbrados a ver reacciones de rabia en la sociedad que las hemos normalizado. Sin embargo, los estudios apuntan a que las reacciones de ira explosiva son perjudiciales para la salud, especialmente para la salud cardiovascular. Según los investigadores, es dos veces más probable sufrir un infarto de miocardio dos horas después de un estallido de ira; de hecho, cuanto más fuerte es la ira mayor es el riesgo de sufrir un infarto o un ictus. Pero no solo la ira explosiva causa problemas de salud, la ira reprimida también puede afectar a la salud, principalmente a la salud mental. Las personas con ira reprimida pueden guardar rencor durante mucho tiempo, pueden tener tendencias a la rumiación y al pesimismo.

Pero no todo es negativo, los estudios también apuntan a que las personas que saben gestionar mejor la ira tienen beneficios de salud, por ejemplo parece que les sanan antes las heridas. Dentro de las estrategias que se recomiendan para gestionar la rabia está la buena comunicación que consiste en la discusión controlada de los propios pensamientos y sentimientos, al mismo tiempo que se anima a las otras personas a que expresen y compartan sus pensamientos y sentimientos, siempre manteniendo la calma y guardando respeto. La meta de este tipo de discusión debe ser resolver el problema, llegando a un acuerdo o compromiso entre todas las partes implicadas en el conflicto.

La pregunta es ¿somos capaces de discutir y hablar las cosas sin que la rabia nos desborde o nos consuma por dentro? En nuestra siguiente entrada os daremos más información interesante sobre la rabia y la ira.

Retazos del blog: EMO-CURIOSIDADES: EL ATLAS DE LAS EMOCIONES DE PAUL EKMAN

Paul Ekman junto con el Dalai Lama han creado un atlas virtual sobre las emociones. En él podemos ver las emociones agrupadas en 5 continentes de la emoción: miedo, asco, ira, tristeza y placer. Al pinchar en cada uno de ellos podemos ver diferentes estados posibles según la intensidad de la emoción (por ejemplo en el asco encontraríamos el desagrado, la aversión, la repugnancia…), las acciones a las que nos impulsa la emoción (en este caso podría ser la evitación, la retirada, el vómito), los estímulos que pueden provocar esta emoción (en el caso del asco, por ejemplo, algo podrido, comer algo desagradable, o incluso ver a los fans del equipo deportivo rival).

Si queréis echarle una ojeada podéis visitar este link: http://www.paulekman.com/atlas-of-emotions/

 

 

Atlas de las emociones según Paul Ekman, extraído de http://www.paulekman.com/atlas-of-emotions/

 

 

Retazos del blog: Una historia llena de emociones

Segundo capítulo: RABIA

Seguimos con la continuación del cuento. Si no habéis leído la primera parte podéis encontrarla aquí: https://paraemocionarse.wordpress.com/2016/07/25/retazos-del-blog-una-historia-llena-de-emociones

Para escuchar la música ambiental podéis clicar aquí:

(Música cedida por Rafa Sánchez Camacho)

Me levanté turbado del suelo. No tenía claro si había perdido la conciencia… Pero mientras me incorporaba y me sacudía las hojas de la cara pude comprobar que seguía en el bosque. Las sombras de los árboles me rodeaban y… Ahora que me daba cuenta reinaba un extraño silencio.

Al girarme vi a aquél ser frente a mí. Fue tal el impacto que volví a caer al suelo. Pero al llegar a ese punto me di cuenta de que no podía huir más, mi vida estaba en juego… Debía enfrentarme a aquello o morir. Busqué a tientas algo que me sirviera para defenderme y hallé un palo, no muy largo, pero macizo. Mis músculos se tensaron, noté la presión en los dientes, totalmente apretados, percibí el calor que me invadía… Era o aquella cosa o yo.

Me abalancé sobre el monstruo con todas mis fuerzas, mas él me esquivó como si nada. Volví a intentar agredirle violentamente una y otra vez, pero se movía con tanta agilidad que no alcanzaba ni siquiera a rozarlo. De repente se situó detrás de mí y me agarró los brazos, inmovilizándome. Sentí que la furia me invadía, grité y luché intentando liberarme. Mientras peleaba vislumbré entre sus fauces unos terribles colmillos.

Una fuerza inmensa salió de mí y golpeé a la bestia como jamás creí que podría hacerlo. Ésta aulló y me soltó, permitiéndome reunir fuerzas de nuevo para volver al ataque. Se habían girado las tornas, aquél ser chillaba y reculaba mientras yo, embargado por una furia inmensa lo embestía una y otra vez. Ya era mío. Pero para mi sorpresa, de pronto el monstruo se irguió cuan alto era y dio un salto descomunal.

¿Dónde estaba? ¡Lo había perdido de vista! Me giré impaciente. Era imposible, no podía haber desaparecido tan de prisa… Entonces de repente algo me golpeó fuertemente en la cabeza y el mundo desapareció de mi vista.

Y aquí termina este nuevo capítulo. ¿Os esperabais este final? ¿Os ha sorprendido? Hablando de sorprender, si queréis saber más sobre la sorpresa  seguidnos el próximo lunes.

Encuesta sobre las emociones básicas

Cada día podemos sentir múltiples emociones, aunque a veces no seamos conscientes de ello. Habrá épocas donde algunas emociones sean más predominantes que otras. Por ejemplo, en una época llena de nuevos proyectos que nos gustan puede predominar la alegría, en una época de cambio puede predominar el miedo, tras una pérdida puede predominar la tristeza… En estos momentos, ¿cuál es la emoción predominante en tu vida?

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