EL ESTRÉS CRÓNICO: ¿Una nueva epidemia?

El estrés es algo con lo que debemos lidiar día a día, de algún modo, forma parte de nuestra vida. La vida conlleva situaciones estresantes, por ejemplo, llegar a tiempo para coger el autobús, hablar en público, estar atrapado con el coche en un atasco, cambiar de trabajo, encargarte de cuidar a un ser querido, las disputas con un amigo o compañero laboral y un largo etcétera. De hecho, este tipo de situaciones pueden llegar a ser tan habituales que pueden hacer que una persona se vea inmersa en un estrés prolongado o crónico.

El estrés prologando o crónico puede tener consecuencias en la salud. Las personas con estrés crónico pueden padecer problemas digestivos (como úlceras o intolerancias alimenticias), trastornos del sistema inmunológico (como las alergias o la anemia) y alteraciones en la piel (como la psoriasis o la dermatitis). A parte, el estrés crónico también puede desencadenar enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad generalizada.

Hay algunas recomendaciones sencillas que pueden ser de gran ayuda para prevenir o disminuir el estrés crónico, ¿prácticas alguna de ellas?

  1. Dedicarse tiempo a uno mismo:
 Buscar momentos para cuidarse y fomentar actividades que favorezcan el propio bienestar.
  2. Expresar los sentimientos: 
No te guardes todas las tensiones y angustias, desahógate con frecuencia.
  3. Ejercicios de relajación:
 La respiración abdominal puede ayudar a relajarse física y mentalmente.
Practícala con frecuencia y notarás sus beneficios
  4. Descansar: El descanso es necesario para darle un respiro a nuestra mente. Es básico dedicar tiempo suficiente a reponer energías.
  5. Aceptar lo que está pasando: Evitar, huir o intentar obviar lo que está pasando no ayuda. Es importante ser consciente de las situaciones que causan estrés y buscar estrategias para afrontarlo.
  6. Realizar actividad física: El ejercicio físico elimina el exceso de activación propio del estrés y favorece la relajación muscular.
  7. Cambiar el punto de vista: Habitualmente nuestra mente tiende a fijarse en aquello que no ha salido bien o que ha sido molesto; sin embargo, suelen acontecer también muchas cosas agradables que se pasan por alto. Dedica un rato cada noche a pensar en las cosas buenas que te pasaron a lo largo del día.
  8. Evitar la “salida fácil”: Aunque ciertas opciones como fumar, beber alcohol o tomar tranquilizantes pueden suponer un alivio inmediato no serán una solución a largo plazo.

Mejorando nuestro vocabulario emocional

¿Os ha pasado alguna vez que os ha costado encontrar la palabra adecuada para explicar cómo os estáis  sintiendo? Muchas veces no tenemos en mente todas las palabras que existen para hacer referencia a nuestras emociones. Con este post queremos contribuir a refrescar la memoria sobre algunas palabras asociadas con la felicidad. Tener más vocabulario nos ayuda a poder expresar mejor lo que sentimos y a que los demás puedan entendernos mejor. Os dejamos algunos ejemplos, aunque podéis encontrar más información en Universo de Emociones.

 

FELICIDAD

SATISFACCIÓN

DICHA

GOZO

ARMONÍA

PLENITUD

TRANQUILIDAD

SERENIDAD

SOSIEGO

CALMA

BIENESTAR

 

Retazos del blog: Una historia llena de emociones

¿Creíais que el cuento había terminado? Aunque en realidad la historia acabó con las emociones básicas os dejamos con un pequeño flashback… Por si no habéis leído las entradas anteriores, os dejamos los links.

Primera parte               Segunda parte               Tercera parte

        Cuarta parte                Quinta parte           Sexta parte

Gabriel reía y reía, ¡se lo estaba pasando en grande! Corría de un lado a otro por la habitación mientras su amigo lo perseguía. Cuando estaba a punto de se atrapado siempre lograba escabullirse, se sentía orgulloso de ser tan ágil. ¿Tal vez demasiado orgulloso?

De pronto tropezó y cayó al suelo, ¡qué daño se hizo! Y el monstruo, que parecía ajeno a su dolor, aprovechó para atraparlo. Una ola de indignación invadió a Gabriel. –¡¡¡Eso no vale!!!­- El monstruo lo miró con curiosidad, apartándose un poco de él. Pero Gabriel seguía lleno de cólera. – ¡Eres un tramposo!¡Te odio!- Y diciendo esto le propinó un puñetazo a su amigo. Este abrió muchísimo los ojos, miró fijamente a Gabriel y… Comenzó a llorar.

Gabriel quedó muy sorprendido y descolocado, pero tras la impresión inicial inmediatamente se empezó a sentir muy culpable. Su estado de ánimo cambió, se empezó a notar más calmado y acercándose al monstruo lo abrazó con cariño. –No llores, venga…­- Pero el monstruo continuaba llorando, parecía sumido en su pena… Gabriel se empezó a angustiar, ¿qué podía hacer? Probaría otra estrategia. – Venga, vamos a jugar… – Dijo acercándole un cochecito. Pero no funcionó. Finalmente lo volvió a abrazar con ternura – Va, no llores más… ¿Me perdonas?- El monstruo pareció salir de aquél estado de profunda tristeza, lo miró a los ojos y le devolvió el abrazo.

Gabriel, satisfecho de haber conseguido que su amigo dejara de llorar eligió de entre todos sus juguetes un avioncito y se sentó a jugar en la alfombra. Se empezó a imaginar que el avión volaba por encima de unas montañas y tenía que subir cada vez más y más alto… De pronto escuchó un ruido seco detrás de él. Al girarse se encontró con alguien que le era muy familiar. Al principio quedó muy sorprendido, ¿qué hacía allí? Pero la sorpresa fue remplazada inmediatamente por una inmensa alegría. Se levantó de un salto y corrió a abrazar a su madre.

En esta nueva entrega nuestros personajes se han visto embargados por diferentes emociones secundarias: orgullo, curiosidad, odio… Pero también hemos visto otro aspecto a tener en cuenta en nuestro día a día, la importancia de poder gestionar las emociones. Precisamente de esto hablaremos durante la próxima entrega, sobre la percepción y gestión de nuestras emociones y las de los demás. ¡Bienvenidos al mundo de la inteligencia emocional!